RECUPERACIÓN DE ÉTICA
Y VALORES, POSTPRIMARIA
PERÍODO 4
EL TALLER DEBE SER
HECHO A MANO, EN HOJAS BLANCAS Y CON LETRA LEGIBLE.
EL TALLER EQUIVALE A
UN 50%, EL 50% RESTANTE CORRESPONDE A UNA EVALUACIÓN ESCRITA
PROYECTO DE INTERÉS
SOCIAL.
¿SE DEBE PRACTICAR LA
EUTANASIA?
INVESTIGAR:
1. ¿En qué consiste
la eutanasia?
2. ¿Cuál es el marco
legal de la eutanasia en Colombia?
3. ¿Qué opina la
iglesia católica, el budismo, el hinduismo, el islamismo y el judaísmo sobre la
eutanasia?
4. Enunciar pros y
contras de la eutanasia.
5. Investigar “El
caso de Freud”, relacionado con el uso de la morfina en pacientes terminales,
dar su opinión en, mínimo, un párrafo.
6. Leer el siguiente
caso, posteriormente, dar su opinión:
“El dramático caso de
Charlie Gard
9 julio, 2017
El 4 de agosto de
2016 nació en Londres un niño cuyos padres, Constance Yates y Chris Gard, le
pusieron como nombre Charles, aunque se ha hecho internacionalmente famoso como
Charlie, Charlie Gard. Pocos meses después de su nacimiento, Charlie comenzó a
perder peso y a tener dificultades para respirar. Sus padres lo ingresaron al
Great Ormond Street Hospital for Children en octubre de 2016. El diagnóstico
fue demoledor: el niño padecía una rara enfermedad denominada Síndrome de
depleción del ADN mitocondrial de forma encefalomiopática (MDDS, por sus siglas
en inglés), causado por una mutación del gen RRM2B. La enfermedad afectó a
Charlie en su cerebro, en sus músculos y en su respiración de modo que tuvo que
ser conectado a un ventilador mecánico. El niño tenía, además, una sordera
congénita y padecía trastornos epilépticos. Los padres de Charlie tuvieron
noticias de que en Estados Unidos existía una terapia que se estaba aplicando
de manera experimental para algunas formas menos severas de esta enfermedad
(nucleoside therapy). El neurólogo encargado del Centro Médico estadounidense
aseveró que, aunque no podía asegurarlo, había posibilidades de que el
tratamiento fuera beneficioso en el caso de Charlie. En enero de 2017, se
planteó la posibilidad de emplear esa terapia en el mismo Reino Unido, pero el
Comité de Ética del Hospital concluyó de que, dado el empeoramiento de la salud
del niño, esa terapia sería “futile” (fútil) y sólo prolongaría el sufrimiento
del niño.
En estas condiciones,
los médicos del Hospital plantearon a los padres que se dejara morir a Charlie
desconectándolo del soporte vital. Los padres se negaron aduciendo que lo
llevarían a Estados Unidos, para lo cual comenzaron una campaña de recolección
de fondos que ha sido exitosa. La dirección del Hospital recurrió a los
tribunales pidiendo que se le autorizara para desconectar al niño, pese a la
negativa de los padres. El juez de la High Court de Londres escuchó el parecer
de médicos especialistas e incluso, vía telefónica, al médico experto de
Estados Unidos. En su sentencia el juez acogió la solicitud del Hospital
haciendo ver que la potestad de los padres sobre los hijos podía ser controlada
judicialmente sobre la base del mejor interés del niño. El juez determinó que
el traslado del niño a los Estados Unidos era posible, pero señaló que el
tratamiento que se le prometía no tendría ninguna efectividad y prolongaría el
dolor de Charlie, por lo que lo mejor para él era que se le dejara morir en paz
y dignamente.
Los padres de Charlie
apelaron la decisión ante la Court of Appeal, pero ésta confirmó la decisión de
primera instancia. Los padres recurrieron, entonces, a la Corte Suprema, pero
ésta se rehusó a revisar el caso porque no identificó ninguna cuestión de
derecho de general y público interés. Ante ello, los padres recurrieron de
urgencia al Tribunal Europeo de Derechos Humanos, el que ordenó suspender la
desconexión mientras se estudiaba la admisibilidad del requerimiento. Sin
embargo, el Tribunal declaró, por mayoría, inadmisible el recurso básicamente
por entender que los tribunales británicos habían procedido correctamente y
debía respetarse el margen de apreciación de los Estados para aplicar la
Convención Europea de Derechos Humanos.
En síntesis, la
disputa jurídica versa sobre si debe mantenerse el soporte vital a un niño de
corta edad, que no puede expresar su voluntad, habiendo un tratamiento
experimental que no asegura la recuperación del enfermo pero tiene
probabilidades –escasas– de mejorar su condición. Una primera cosa que debiera
despejarse es que no estamos frente a un caso de eutanasia. La conducta
eutanásica, sea por acción o por omisión, se dirige a causar la muerte del
paciente y viola un precepto moral prohibitivo: no matar al inocente. En el
caso de Charlie, es obvio que nadie quiere causarle la muerte y todo quisieran
que viva. El problema se pone en la existencia ahora de un precepto, no
prohibitivo, sino imperativo: el deber de conservar la vida. […]”
Tomado de: https://corraltalciani.wordpress.com/tag/prolongacion-artificial-de-la-vida/
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